martes, 5 de febrero de 2008

A Don Osvaldo

Cósmico de arrabales

se nos viene rumbeando hasta la zurda

con ese amor tremendo

que late por sus manos

y nos convida el alma con aroma de acordes.

Soñar de una epopeya

que anda embrujando pianos

desde que el tango es vida…

Verticalmente hablando,

este orgullo de todos, nacido en Villa Crespo,

nos arenga la sangre, nos copa, nos subleva

hace de Buenos Aires

un idioma constante

que se afirma en su nombre.

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