jueves, 5 de junio de 2008

Cuando el sol de tu piel queme mi sangre

Como esa barca tan lejos de su río

encallada en un páramo de adorno,

tenía el corazón casi vencido

por los embates adversos del otoño.

-

Yo que alguna vez surqué los mares

con las velas enchidas por el viento,

yo que he aguantado tempestades

creyéndome del mundo su epicentro.

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Yo que anduve tanto y más que solo

pensando que feliz ya no sería,

un día te cruzaste ante mis ojos

y de nuevo sentí cantar la vida.

-

Déjame navegar por tus orillas

y en el puerto de tu amor, provisionarme

ser gaviota que se agita con tus brizas

ser espejo de luz y reflejarte.

-

Ven...toma mi timón, guía mi rumbo

en el palo mayor pon tu bandera,

de la popa a la proa seré tuyo

si enciendes por mi cielo tus estrellas.

-

Adiós la soledad junto a las dudas

si comandas el puente de mi nave,

que no habrá noches oscuras con sus brumas

cuando el sol de tu piel queme mi sangre.

-

Quisiera desplazarme por tus aguas

hasta que al final de los tiempos...me desguace.

-

Rodolfo Behrens

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