martes, 30 de septiembre de 2008

De últimas

DE ÚLTIMAS

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( A José Antonio Germani, en confesión)

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Después de todo

habrá que acordarse que la muerte también es una parte

de esta vieja costumbre de vivir.

Pero qué bronca da morirse así nomás, un día cualquiera,

lejos de Buenos Aires, sin lluvia y sin otoño ...!

Uno hubiera querido, noches antes, lastimarse de vinos,

comulgar con los duendes

y encender el idioma una vez más,

para lavarse un poco la mufa y los silencios;

reconocer rincones

y devolverle sus esquinas a los sueños en vano;

enfermarse otro cacho de tangos,

secuestrarse en los labios de una muchacha última

y clausurar los miedos.

Hay tanta irreverencia en el borrarse

cuando se ha amado tanto la vida

que - al final - lo menos que uno pide

es la chance decente de emparejar los tantos.

Pero se da el absurdo

( la muerte es una boba franelera insensible

que no comprende nada )

Y hay que morirse de cualquier manera.

Sin tiempo.

Sin razones.

Con una postrera sensación ridícula

de haberse disfrazado de uno mismo

para intentar zafar. Pero qué bronca …!

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Mario Iaquinandi - B.Bca. - Feb. 1990.

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Tony :

Sabés qué es lo malo de vivir mal ?. Que no se puede morir bien.

Por eso quiero un último tiempo vivido “ por derecha “, para

palmar en paz con mi conciencia.

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Un abrazo

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