Confieso que, a tu modo, me has cuidado.
cada línea de vida que me toca
lleva marcas de tí. Sobre mi boca
has vertido tu mundo trastornado.
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Ya sobre la cimera maravilla
de mis ígneos furores has plantado
cierto aliento de mentas y has cantado
una oscura sonata de semillas.
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Y es bueno, si recurres a mi historia,
saber que guardo un mar en la memoria
pues mi afán libertario no se vende.
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No todo te lo dí: cuando se aprende
a retirar el cuerpo del pantano,
no darlo todo, al fin, es bueno y sano.
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Violeta Herrero
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