Como esa barca tan lejos de su río
encallada en un páramo de adorno,
tenía el corazón casi vencido
por los embates adversos del otoño.
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Yo que alguna vez surqué los mares
con las velas enchidas por el viento,
yo que he aguantado tempestades
creyéndome del mundo su epicentro.
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Yo que anduve tanto y más que solo
pensando que feliz ya no sería,
un día te cruzaste ante mis ojos
y de nuevo sentí cantar la vida.
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Déjame navegar por tus orillas
y en el puerto de tu amor, provisionarme
ser gaviota que se agita con tus brizas
ser espejo de luz y reflejarte.
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Ven...toma mi timón, guía mi rumbo
en el palo mayor pon tu bandera,
de la popa a la proa seré tuyo
si enciendes por mi cielo tus estrellas.
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Adiós la soledad junto a las dudas
si comandas el puente de mi nave,
que no habrá noches oscuras con sus brumas
cuando el sol de tu piel queme mi sangre.
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Quisiera desplazarme por tus aguas
hasta que al final de los tiempos...me desguace.
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Rodolfo Behrens
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