![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlmT47yVOK6ufaw436eb_AfN1phHoy4PcL88NMYmau70_XqWzRFvD2oqGmJa75BnuA9EcL-zvBr78Tf-gMxoPpJM4N2ksd3x95RkjyGcXC7bp2hLYoHqNsh69oQc1htxNT5cvsy6_XZLc/s320/13.jpg)
De pronto, una noche, supimos que íbamos a temer.
No hubo un momento exacto:
Pudo haber sido a la salida del cine
o en el bar, entre dos sorbos de café,
o en mitad de una partida de póquer.
Pero fue así,
supimos que estábamos al borde del miedo
y que éramos capaces de llegar a conocer el crimen,
a reconocernos asesinos…
Entonces empezamos a respirar fuerte
y el olor a azufre nos picó en la garganta
y en el pecho,
siendo el único motivo de que algunas lágrimas
llegaran a los ojos…
Nos buscamos con las miradas tensas,
para ver si todavía éramos cómplices,
porque necesitábamos creer en la justicia del crimen;
…no nos hicieron ninguna pregunta
( hablar de aquéllo hubiera sido el miedo )
simplemente nos miramos…
Después, poco a poco, fuimos reemplazando los símbolos
con la habilidad de la desesperación…
Y el vestigio del miedo desapareció,
dejando paso al odio….
Eso fue todo.
No hubo historias de fantasmas.
Ningún clamor. Ninguna queja.
Ni siquiera, un poco de piedad por nosotros mismos…
La ciudad siguió viviendo en libertad
después que los anticristos que la habitamos
tuvimos gestos necesarios para negar a Dios…
Todo fue natural…y el miedo pasó de largo, sin tocarnos…
Y seguimos viviendo.
Sólo que ahora…
sabemos que estamos en el infierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario